miércoles, 28 de marzo de 2012

No se trata de buscar, sino de encontrar.


Y es que no me lo explico. No entiendo cómo ni por qué hago esto, ni tampoco por qué lo haces tú. No sé cómo me lo permites. Como me permites que te olvide, que deje de pensar en ti. Que cada vez que vea tu sonrisa ya no sienta nada parecido a lo que antes sentía. Que me confunda de amarte tanto. Que cada ocasión en la que me abraces solo desee que esos brazos sean los de otra persona y no los tuyos. No sé cómo me dejas que olvide todos esos momentos a tu lado y los guarde en el cajón del recuerdo, para abrir uno nuevo e introducir en él otros nuevos con otras personas. Yo jamás me permitiría echar la llave y tirarla, querer perderla    porque pienso que todo está perdido y nunca volverá a ser como antes. Y tú lo has hecho, me has dejado que hiciera todo eso y ahora me arrepiento de todo, porque jamás debería haberlo hecho. Y una cosa que tú no sabes es que ahora ando como una loca buscando esa llave, o algo que pueda abrir la cerradura de aquel cajón que quiero rescatar de las garras del olvido y de los sueños e ilusiones rotas. Porque he estado ciega, y ahora me doy cuenta de que siempre te he querido y te querré. De que siempre has sido tú y nadie más. Y ahora duele saber que tendré que buscar esa llave sola, por el simple hecho de que tú ya no quieres encontrarla conmigo.

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